Carta Blanca es un espectáculo abierto al universo personal de Andrés Marín. Un papel en blanco donde el coreógrafo nos ofrece su baile como un acto de libertad, desde una total disponibilidad al momento, al lugar, al otro. Bailaor inquieto y apasionado, alejado de cualquier tipo de certidumbres, Marín es profundamente radical en el sentido etimológico de la palabra: un bailaor de raíces. Ni romper por romper, ni regodearse en la tradición desde una sacralización entorpecedora y estéril: ha elegido un camino estrecho que le lleva hoy a recorrer su propia lectura del flamenco, a desandar el camino para volver a escribirlo sin censuras.