Festival
Festival de Jerez
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LA NEGRITUD COMO ECO FILOSÓFICO…
Noche de África, mi noche negra, mística y clara, negra y brillante. Tú reposas con la tierra misma, tú eres la tierra y las colinas armoniosas. ¡Oh, belleza clásica que no es ángulo, sino línea elástica elegante esbelta! Leopold Sedar Senghor
Paraíso de los negros es una coreografía flamenca que toma como savia propia la tensión entre los principios de libertad y autoridad que atraviesan a Poeta en Nueva York de Federico García Lorca, la esencia de los opuestos que destila la obra homónima de Carl Van Vechten, la filosofía telúrica de la negritud de Leopold Sedar Senghor y la reivindicación del deseo negro de Nina Simone. La negritud es aquí un eco semánticamente cómplice en donde retumban los mismos y eternos conflictos que tienen a la Humanidad secuestrada por su propia naturaleza asimétrica.
LA ETERNA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD…
Aman el azul desierto, las vacilantes expresiones bovinas, la mentirosa luna de los polos. la danza curva del agua en la orilla.
Federico García Lorca
Paraíso de los negros es una obra sobre la perpetua búsqueda de felicidad. Explora los límites y las limitaciones humanas que, tomando la apariencia de distintos rostros, embarran y contaminan el camino del derecho al deseo; ausculta las figuras y las apariencias, siempre líquidas e inasibles, que embargan el aliento del libre albedrío y dialoga con las barreras que se imponen como una guillotina sobre el cuello de las utopías o como imágenes, pensamientos y sentimientos que se levantan como murallas incontenibles para invisibilizar al Otro. El Otro como extensión del deseo y no como enemigo. Aquí, el principio lorquiano de libertad es un pájaro atrapado en una ramita untada de cola.
COREOGRAFÍA DE LAS FRONTERAS
Y LA ARRITMIA…
My skin is black. My arms are long. My hair is woolly. My back is strong Strong enough to take the pain inflicted again and again What do they call me My name is Aunt Sarah. Nina Simone
Es una obra flamenca construida en torno a una coreografía, una música, un cante, una iluminación, una escenografía, un vestuario y un relato dramatúrgico que narra la tensión que generan los límites, las limitaciones, las fronteras y las amenazas y acorralamientos reales y simbólicos y su consecuente violencia sobre la conciencia humana. El ritmo de la obra busca el sosiego del equilibrio de la casa común deseada. Pero se inspira en la arritmia, las anomalías, el desorden y la asimetría que generan la angustia existencial que nos conduce a las personas a reivindicar la vida y la convivencia como necesidad fundamental e inviolable.
LAS METÁFORAS DEL UNO…
Nuestro deseo es huérfano. Los gatos devoran la luz. Una brújula languidece en el jardín atrapada en sus máscaras. El Norte ya no es posible. Es de noche. La soledad se afeita su esperanza en las estepas infalibles. El sur es un laberinto sin un poema que llevarse a la cama. No sé de dónde vengo, ni adónde este auriga loco me transporta. Recorro la cuerda floja, descosiendo los caminos como el infinito deshace los días y los amores. El Arbi El Harti
Paraíso de los negros es una obra concebida dramatúrgicamente, una alfombra beduina ideada por viejas sabias del mundo reunidas en el imaginario poliédrico y en la ética sincrética de María Pagés. Los componentes estéticos que la estructuran están hilvanados por una connivencia simbólica y emocional orgánicas. Esta complicidad profunda teje sus principios y las metáforas que le sirven de base, buscando siempre la anhelada conciliación de los opuestos que planean en las entrañas del Uno.